Desde las acuarelas que pintó cuando tenía 12 años hasta sus cuadros más conocidos, como «El Payador» o «El truco», que marcaron la impronta de una obra singular de la llanura, sus costumbres y sus gentes, el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires exhibe hasta fines de octubre la muestra «Florencio Molina Campos. Pinturas para el pueblo» y recupera el legado del artista que se inspiró en la pampa bonaerense para construir un lenguaje visual y popular sobre el campo argentino.
Dos gauchos en un estudio de fotografía miran con seriedad a la cámara, posan sobre un fondo artificial de llanura con un cielo muy blanco. A la puesta en escena, que un fotógrafo parece haber construido con detalle y en serie como el resto de las imágenes que cuelgan en el estudio, la completa una columna que oficia de macetero y tiene arriba un florero. ¿Eso es el campo? La pintura se llama «Pa’l retrato» (1945) y Molina Campos parece haberla pintado como sátira de la representación del gaucho, de la llanura, ese universo que eligió para sus obras y al que le dio una estética propia en el terreno de las artes visuales y la gráfica, alejado de la pretensión de representación literal que asumía la fotografía en el siglo pasado.
Con la curaduría de Federico Ruvituso, director del Museo Provincial de Bellas Artes Emilio Pettoruti, y Viviana Mallol, directora del Complejo Museográfico Provincial Enrique Udaondo, el CCK revela en el quinto piso del ex Palacio de Correos -Sarmiento 15 de CABA- unas cuarenta obras del artista nacido en 1891 como Florencio de los Ángeles Molina Campos en las que hay paisajes y paisanos, chinas, ombúes, caballos, llanos, pulperías, fiestas, payadas y ranchitos.
También se exhiben dos obras que se salen del registro rural y son las que pintó en su paso por Estados Unidos, pero -a pesar de la diferencia cultural y geográfica- insisten en esa paleta humorística, lúdica y testimonial, como una en la que tres afroamericanos, vestidos de punta en blanco, se reúnen alrededor del piano.
Los cuadros pertenecen a la Fundación Molina Campos, la tutora de más de 120 obras del artista, mil objetos y unas 600 cartas. La misma que en 2020 fue intervenida por la Justicia ante el reclamo de familiares y del municipio de Moreno por irregularidades. La intervención derivó en una investigación y la recuperación de las obras en articulación con el Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, que convocó al museo provincial y el Udaondo para inventariar, estudiar y revalorizar ese acervo. Como parte de este proceso, este año ya se hicieron dos exposiciones en Moreno y en La Plata.