La Sinfónica de Entre Ríos se ve, se siente y se escucha

Una nueva velada de la Orquesta Sinfónica de Entre Ríos (OSER) tuvo lugar ante una sala repleta en Paraná. De esta manera, el organismo dependiente de la Secretaría de Cultura de la provincia continúa celebrando 75 años de historia artística.

En un día climáticamente raro en la capital entrerriana, la humedad inundaba el ambiente, a veces se podía sentir frío y otras veces calor y el cielo daba mensajes de que en cualquier momento podía soltar algún chaparrón. Igualmente, esto no frenó a que las personas asistan al concierto gratuito que la Sinfónica brindó en la Sala de Convenciones de La Vieja Usina.
Media hora antes de que comience la función la sala estaba abarrotada de personas que recorrían el lugar buscando dónde ubicarse. Los murmullos de las personas se entremezclaban con los sonidos agudos de los instrumentos que estaban siendo probados y afinados, todo esto daba la sensación de estar inmerso en una película. Este escenario de cine llegó a su fin cuando el silencio se hizo presente en la sala y luego un aplauso colectivo recibió a los concertistas y al director artístico de la Sinfónica provincial, Luis Gorelik.
El director dio la bienvenida, agradeció a los presentes y los introdujo con enriquecedoras explicaciones sobre las obras que iban a interpretar. En primer lugar tocaron la Obertura de Sueño de una noche de verano, perteneciente a la obra musical escrita por el compositor Felix Mendelssohn, basada en la obra de teatro del mismo nombre escrita por el dramaturgo inglés William Shakespeare. A pesar de que la pieza tiene una atmósfera romántica, la obertura incorpora muchos elementos clásicos, tiene la estructura de forma sonata y está formada por expresiones regulares y transiciones armónicas.

Luego llegó el momento más ansiado y esperado por muchos, por un costado ingresó el pianista argentino Alan Kwiek, quien se ha presentado en innumerables oportunidades en Argentina como en el exterior, cuyos compromisos para este año incluyen recitales de dúo, trío y cuarteto, y una presentación en el Teatro Colón junto a la pianista Martha Argerich.
El solista en conjunto con la orquesta interpretaron el Concierto para Piano y Orquesta No. 23 K. 488 de W. A. Mozart. El maestro que deleitó con su arte en las teclas se llevó ovaciones y la admiración de todos los allí presentes.
Por último, y luego de un pequeño intervalo de cinco minutos, la Sinfónica interpretó la última parte del concierto, la Sinfonía No. 2 Op. 73 de Johannes Brahms. Esta Sinfonía consta de cuatro partes o movimientos, Allegro, Adagio, Allegretto, Allegro, y dicho por su propio compositor se trata de una música melancólica aunque a la vez alegre.
Fue una noche llena de momentos únicos y aunque todo giró en torno a la Sinfónica, sus músicos y los instrumentos, el público fue también un gran protagonista de dicho momento. Entre los espectadores había adultos, personas mayores, jóvenes, adolescentes y niños. Todos disfrutaron a su manera del concierto, algunos observando atentamente al escenario y otros cerrando los ojos y dejándose llevar por la música que emanaban los instrumentos, esos sonidos que erizaban la piel y transportaban a lugares soñados.

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